Oficialmente llevo sin entrar, participar o interactuar en la red social desde poco más de un mes y medio mientras escribo este post. ¿Eso podría significar que estoy desintoxicada de una red social? Supongo que la persona que lea esta entrada podrá confirmarlo o seguir pensando que, en realidad, no lo estoy. Por eso aquí dejo mis sensaciones tras dejar de usar Twitter (desinstalando y cerrando sesión de la app en todos mis otros dispositivos) para «salvar» mi pequeña salud mental.
Esto no quiere decir que voy a dejar de usar para siempre la red social. Todo se basa en el descanso mental que viene bien tomarse de vez en cuando con este tipo de webs/apps para luego volver a utilizarla sin obsesionarse. Twitter no es la única que puede llegar a ser tóxica. Sin embargo, entre Instagram y la antes citada, la forma en que interactua la gente y los temas destacados son factores que me quitan las ganas de entrar a la misma.
¿En qué se ha convertido Twitter?
La salud mental e Internet siempre han ido de la mano. Para lo bueno y para lo malo también. Se dice de las redes sociales que todo el mundo siente más libertar de expresarse cuando lo que te separa de quién te lee y tu mismo es la imagen de perfil, el nick y la descripción (esto último puede dar una pista de cada usuario). Esta sensación es dinamita y deja entrever lo que mucha gente piensa y no encaja con la mayoria, o bien lo que s opono a lo que un sector social tacha de irracional porque no se piensa como ellos.
Viendo que la tensión ha ido creciento y que la compra de Twitter por Elon Mask no ha cambiado nada. Es incomodo y poco grato leer algunos comentarios de desconocidos que pueden ser de mi mismo pensamiento o del opuesto.
Con el paso del tiempo y justo antes de tomarme un break, he notado que publicaba menos y que tampoco me sentía demasiado interesada en los temas destacados. A pesar de que me servian para mantenerme actualizada aunque no interactuara. Un repentino pensamiento de desinstalar la app apareció por mi mente y acto seguido me veía a mi misma haciéndola desaparecer de mi teléfono móvil. Creo que es así como se empieza a no usar Twitter para salvar la salud mental de cualquiera.
Hubo alguna que otra vez que si que participé y las personas con las interactuaba estaban tan obcecadas en su idea y creaban un ambiente tan tóxico que lo inclinaban del lado del rechazo. Inclusive que no me conportara con tranquilidad y tirara por la via respondona (y siendo una completa estúpida por no respirar antes de hablar).

Twitter sustituida por otra red social
Youtube es una red social. Y si tu piensas que no es así, te aclaro que muchas de las acciones que realizas en Instagram, Tik Tok o el mismo Twitter se parecen demasiado (responder comentarios, compartir contenido propio o ajeno, iteractuar con otros usuarios, etc). Por lo tanto, voy a confirmar que hasta ahora he podido mantenerme actualizada consumiendo algún que otro vídeo de variados canales. Curiosamente todos ellos son tanto de personas de mi mismo pensamiento y de otros que no coinciden para nada. Pudiendo así seguir defendiendo mis ideas sin ponerlas en duda y aprendiendo, de paso, un poco de todo.
Como me siento ahora sin tanto hastag
Que yo me haya tomado un descanso no es por el hecho de considerar que las redes sociales perjudican la salud mental, porque no hay que pensar que es asi al 100%. Por ejemplo, actualmente, mi único objetivo en Instagram sería subir pequeños reels pero sin pensar en cuantos lo veran o los «me gusta». Solo con la simple idea de compartir contenido relacionado con historias detrás de cine, actores, escritores, etc. Un manera sencilla de compartir sin buscar nada a cambio y sin empujar esa obsesión por crecer en la red social.
Al quitar esas ganas por «cotillear» lo que otros dicen en Twitter, tengo una existencia más tranquila, centrada en lo que veo y con quíen comparto mi espacio (y mi tiempo). Me ahorro disgustos y pensamientos negativos. Además, debido a novedades geniales en mi vida, aprovecho más el tiempo, mejoro en mis habilidades profesionales y cuido mi tiempo y salud (física y mental).
Parecerían pequeños detalles sin importancia, pero cada uno asimila como quiere su distanciamiento de las redes sociales. Al no usar Twitter para pensar primero en mi misma por mi salud mental (y tras unas semanas sin mostrar interés por la red social), puedo comprender mejor como afecta psicologicamente las redes sociales tanto en lo positivo y en lo negativo. Cuando he compartido los posts escritos en mi blog a través de Twitter no he recibido visitas para justificar seguir utilizandola, por lo que no usarla está tambien justificado por lo poco que me servía.
Con este post de estilo libre he querido compartir levemente esta realidad. Me alegro de haberlo hecho porque lo hago a través de la palabra escrita. Por cierto, estuvimos mencionando el tema de salud mental afectada por las redes sociales cuando entrevisté a Psicovlog para la película El gran hotel Budapest en el podcast de Relatividad creativa. Pásate por ahí para disfrutarla.